En el último consejo de gobierno de la Mejor Universidad de Euskadi Pues (MUEP) se ha aprobado una resolución según la cual se procederá a asignar un nombre de oficio a aquellos alumnos con nombres raros, de difícil pronunciación o no estándar.
La vicerrectora de asuntos mundanos, Asunción Semeva Laolla, ha defendido la propuesta: "La apertura hacia nuevas culturas, la recuperación de tradiciones de origen pagano y la inmediatez transfronteriza que proporciona Internet han traído innumerables ventajas en nuestra formación humanística pero también algunos pequeños problemas en el día a día. Entre estas pegas tenemos el de lidiar con algunos nombres de escritura difícil, de pronunciación enrevesada e imprecisa determinación de sexo. Por ello procederemos a asignar un nombre de oficio a estos casos, de manera que faciliten la interacción con la administración y den lugar a animadas conversaciones entre el alumnado poniéndonos a parir".
En cuanto a cómo se elegirán, Semeva Laolla ha precisado que "se formará una base de datos con nombres de al menos mil años y de probada raigambre y significación intelectual. Empezaremos con nombres provenientes de la Biblia, como Zebulón, Neftalí, Betsabé, Diótrefes, Nehemías o Meselemías, así como de la tradición griega y romana, como Protácoras, Epaminondas, Sofronio, Xylina o Protácoras. Sin duda la chavalería estará encantada y los enlazará con el espíritu clásico. Además, potenciaremos las esdrújulas, que son más graciosas".
Portavoces de los estamentos docentes y del personal de administración y servicios se han manifestado cautos: "Es verdad que se tarda mucho en escribir nombres como Zdzislaw, Wlodzimierz o Schonnenschein, y siempre dudas a la hora de pronunciar en clase o por los altavoces Carme, Françoise o Schmetterling: parece que no tienes ni puta idea o que te estás cachondeando, y al final el aludido ni se entera de que va por él o ella. Es verdad que se evitarían molestos circunloquios como "eh tú", "el de barbas", "la choni de atrás" o "el bizco ese". Pero hasta no ver algunos resultados no podemos pronunciarnos". Estos estamentos no se verán afectados por la medida ya que todos sus miembros, en mayor o menor medida, ya disponen de su propio nombre alternativo, otorgado bien por el alumnado ("el microputa", "el de analítica", "el señor de los pasillos" o "el globo") bien por sus propios compañeros (Paco, Pepe, el otro Paco etc).
Por su parte, representantes del alumnado han manifestado su oposición a la medida: "Puestos a elegir, preferiríamos nuestros propios nicks: Chaos666, Nena906090 o Despiezatrasgos999. Que no se rayen y si nos quieren bautizar, que lo hagan a base de birra y de botellón en el paraninfo".
Semeva Laolla también ha desvelado complacida que: "en una primera simulación, al rector le correspondió uno de los nombres más deseados, Pijus Magnificus, y ha quedado tan encantado que ya lo ha añadido a todas sus tarjetas de presentación, comprometiéndose a hacer de esta iniciativa algo que nos distinga del resto de universidades".
La vicerrectora de asuntos mundanos, Asunción Semeva Laolla, ha defendido la propuesta: "La apertura hacia nuevas culturas, la recuperación de tradiciones de origen pagano y la inmediatez transfronteriza que proporciona Internet han traído innumerables ventajas en nuestra formación humanística pero también algunos pequeños problemas en el día a día. Entre estas pegas tenemos el de lidiar con algunos nombres de escritura difícil, de pronunciación enrevesada e imprecisa determinación de sexo. Por ello procederemos a asignar un nombre de oficio a estos casos, de manera que faciliten la interacción con la administración y den lugar a animadas conversaciones entre el alumnado poniéndonos a parir".
En cuanto a cómo se elegirán, Semeva Laolla ha precisado que "se formará una base de datos con nombres de al menos mil años y de probada raigambre y significación intelectual. Empezaremos con nombres provenientes de la Biblia, como Zebulón, Neftalí, Betsabé, Diótrefes, Nehemías o Meselemías, así como de la tradición griega y romana, como Protácoras, Epaminondas, Sofronio, Xylina o Protácoras. Sin duda la chavalería estará encantada y los enlazará con el espíritu clásico. Además, potenciaremos las esdrújulas, que son más graciosas".
Portavoces de los estamentos docentes y del personal de administración y servicios se han manifestado cautos: "Es verdad que se tarda mucho en escribir nombres como Zdzislaw, Wlodzimierz o Schonnenschein, y siempre dudas a la hora de pronunciar en clase o por los altavoces Carme, Françoise o Schmetterling: parece que no tienes ni puta idea o que te estás cachondeando, y al final el aludido ni se entera de que va por él o ella. Es verdad que se evitarían molestos circunloquios como "eh tú", "el de barbas", "la choni de atrás" o "el bizco ese". Pero hasta no ver algunos resultados no podemos pronunciarnos". Estos estamentos no se verán afectados por la medida ya que todos sus miembros, en mayor o menor medida, ya disponen de su propio nombre alternativo, otorgado bien por el alumnado ("el microputa", "el de analítica", "el señor de los pasillos" o "el globo") bien por sus propios compañeros (Paco, Pepe, el otro Paco etc).
Por su parte, representantes del alumnado han manifestado su oposición a la medida: "Puestos a elegir, preferiríamos nuestros propios nicks: Chaos666, Nena906090 o Despiezatrasgos999. Que no se rayen y si nos quieren bautizar, que lo hagan a base de birra y de botellón en el paraninfo".
Semeva Laolla también ha desvelado complacida que: "en una primera simulación, al rector le correspondió uno de los nombres más deseados, Pijus Magnificus, y ha quedado tan encantado que ya lo ha añadido a todas sus tarjetas de presentación, comprometiéndose a hacer de esta iniciativa algo que nos distinga del resto de universidades".
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